El autor es un colega que no dejó su nombre.
En este libro el gran filósofo Estagirita,
Aristóteles, presenta en primer lugar, un tratado sobre la política como
ciencia práctica y un recuento sobre una ciencia que se clasifica como ciencia
práctica,cuya misión y objetivo es el bien común y el buen funcionamiento del
gobierno y el Estadoperfecto.Y en un segundo momento hay un estudio de los
estados reales, principalmente la democracia y la oligarquía, junto con las
causas de su decadencia y de los mejores medios para darle estabilidad.
La obra está compuesta de ocho libros. Del libro
1-6, el autor
determina las características del espacio social en el que se ha de desarrollar
la vida del hombre. Y del 7-8 describe la sociedad ideal, y la vida colectiva o social del hombre.
Aristóteles
inicia su obra afirmando que el hombre es un animal político, que en su
naturaleza individual hay una naturaleza innata de asociarse con sus semejantes, en la cual logra su perfección, que
consiste en su bien y en su felicidad. El hombre no puede adquirir dicha
perfección fuera de la sociedad debido a que no puede bastarse a sí mismo, pero
dicha asociación tiene que
ir dirigida al bien común, así como al bien propio.
Los
tipos de asociaciones que se dan, según el autor, son: la “familia”, que es la asociación básica natural.Está compuesta por
el marido, la mujer, los hijos y los
esclavos. La segunda forma de asociación es el “pueblo”, que se forma a través de la agrupación de familias. La
asociación de muchos pueblos da lugar al “Estado”,
cuyo fin último es satisfacer las necesidades de los individuos.De estas tres formas de asociación
Aristóteles le da más importancia al Estado, porque éste está por encima de los demás.Es decir, que
está formado por las dos anteriores (la familia y el pueblo). Y como el todo es
superior a la parte, si se llega a destruir el todo, no puede haber parte,
porque desaparece. Por eso Aristóteles considera que el Estado es signo de
asociación, y quien vive fuera de dicha asociación, es un dios o un animal.
La naturaleza, además, le concede al hombre exclusivamente
la palabra, mediante la cual puede hacer una diferencia entre el bien y el mal,
lo justo de lo injusto, siendo ésta una
de las principales características que lo hace distinto de los animales, y le
permite formar la familia y la ciudad. La naturaleza arrastra, pues,
instintivamente a todos los hombres a la asociación política. De aquí se ve la
necesidad de la sociedad y la implementación de la justicia, porque esta última
regula las relaciones dentro de la sociedad.
Por otro lado, Platón considera en su libro “La
Republica”, que sería conveniente que estuvieran los mismos en el mando o
control del gobierno. Aristóteles lo refuta diciendo, que eso no puede ser, ya
que los ciudadanos son todos iguales, por lo que todos deben tener igualmente
el poder.
Platón propone también un sistema político
para su comunidad: un sistema entre democracia y oligarquía. Según él, este es
el sistema correspondiente a los ciudadanos
que empuñan las armas, y propone una constitución compuesta por
elementos de demagogia y tiranía. Aristóteles considera que este sistema no
puede ser, ya que en él tendrían predominio los que pagan más, pues muchos de
los pobres se abstendrían de votar.
Aristóteles, además, define al Estado como
una comunidad formada por elementos diferentes, y el gobierno de ese Estado,
depende de la organización impuesta por todos los miembros que la conforman.
Por tal motivo, considera que el Estado no sólo debe buscar la existencia
material de todos, sino también la felicidad y la virtud de sus ciudadanos.
En cuanto a los ciudadanos, Aristóteles
considera varias formas de los mismos, pero que son tales los que tienen
participación en los asuntos públicos. Por ello considera que ciudadano es
aquel que participa activa y pasivamente en el gobierno, siendo el mejor de
todos el que es capaz de obedecer y mandar con miras a una vida acorde con la
virtud.
Por otro lado, Aristóteles plantea que la
educación de los jóvenes debe adaptarse a las constituciones para que se puedan
mantener las estructuras políticas. Por eso considera que la educación debe ser
una y la misma para todos los ciudadanos y no una iniciativa privada. Los
ciudadanos no se pertenecen a sí mismos, y es natural entonces que el cuidado
de cada parte deba orientarse al cuidado de todo. Por tal motivo, el autor
considera que las cuatro materias que se ha de enseñar para la formación de los
ciudadanos son: “lectura y escritura”, “gimnasia y música”, de las cuales las
primeras deben ser enseñadas a los niños para que vayan obteniendo
conocimiento, pues la educación ha de enseñarse más por los hábitos que por la
razón, y en el cuerpo antes que en la inteligencia.
Tampoco la educación de los jóvenes debe
tener por fin el juego, pues no se aprende jugando sino en el aprendizaje con
dolor.
Otra parte que contribuye en cierto modo con
la educación,es la música, pues confiere al carácter ciertas cualidades,
acostumbrándonos a recrearnos rectamente, y contribuyendo al entretenimiento
intelectual y a la cultura moral. Esta música provoca un placer natural, y su
uso es para todas las edades, pues la virtud consiste en gozar y amar
rectamente.
También,el autor hace un estudio de las
diferentes formas de gobierno y de la constitución, entendiendo por ella,la que
determina en todas partes la organización del Estado en relación con las
magistraturas. Por ende, cree que el legislador en la elaboración de la
constitución debe adecuarla a las
condiciones del lugar, debido a que ésta es como la vida de la ciudad.
La constitución debe reformarse para que los
ciudadanos puedan cumplirla y compartirla fácilmente, y para restablecer el
orden político, cuya tarea le corresponderá al legislador.
Aristóteles distingue dos tipos de
constitución: Las constitución pura;
la llama pura, porque practica rigurosamente la justicia. Las formas de
gobiernos que proceden de esta constitución son: la monarquía, la aristocracia
y la república. La constitución impura;esta
toma en cuenta el interés personal por los gobernantes, corrompiendo las buenas
constituciones. De éstas se deprenden las siguientes formas de gobiernos: la
tiranía, oligarquía y demagogia. Las causas de las diferentes formas de
gobiernos se deben a los diferentes estatus sociales que hay en ella. Lo más
importante de una buena legislación no es la promulgación de leyes buenas, sino
el respeto a las mismas.
La libertad es el principio fundamental que le permite a los hombres participar de una constitución
verdaderamente democrática. La democracia y el gobierno popular son las
consecuencias de utilizar el principio de la justicia, que es el resultado de
la igualdad de todos, con relación al número. Esto quiere decir, que no deben
gobernar más los pobres que los ricos, ni que sólo ellos sean señores, sino
todos de manera similar.
La democracia, que es mencionada
anteriormente, está compuesta por los siguientes reglones: los agricultores
(aquellos que no condicionan los bienes de los demás), los pastores (aquellos
que están ejercitándose para pasar la vida en intemperie), y los demagogos.
En cuanto a los servicios públicos, el autor
dice: es necesaria la vigilancia del mercado, donde debe haber un magistrado
que atienda los contratos y el buen orden. Esto quiere decir, vigilar los
servicios públicos y privados, con el objetivo de que tengan un buen
funcionamiento las estructuras o edificaciones públicas o privadas.
Otro punto tratado en la obra, son las
llamadas revoluciones causadas por las desigualdades, que hay dentro del
Estado, provocan que los ciudadanos afectados se subleven en busca de la
igualdad. Aquí la forma más importante de gobierno, por encima de todas, es la
democracia, pues es la más segura y menos expuesta a la revolución de la
oligarquía, donde haydoble peligro de revolución, tanto de los oligarcas entre sí,
como del propio pueblo.
Aristóteles
divide el goce de la ciudad perfecta en tres categorías: A) los que están fuera
de las personas, B) los bienes del cuerpo y C) los bienes del alma.Todos éstos, en definitiva, pueden ser
adquiridos y conservados mediante la virtud.
En
suma, para Aristóteles el Estado más prefecto es aquel en el cual cada
ciudadano puede, mediante las leyes, practicar lo mejor posible la virtud, y
asegurar su felicidad, escogiendo el camino que mejor le convenga. De este modo, unos se dedicarán a la
política y otros a la filosofía.
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