El
punto central de la tesis de Giovanni Sartori trata del hecho de que la televisión
modifica y empobrece el aparato
cognoscitivo del hombre. Sartori nos muestra que en la medida en que el ser
humano se interesa solo por la imagen se apartando del el homo sapiens
para poco a poco convertirse en
un homo videns, al que solo le importa la imagen. De ese modo deja a un lado razón,
la cual nunca ha de ser aislada de la vida del hombre, puesto que esta es la
que le permitirá emitir juicios de
carácter racional y contundente en el momento en que sea preciso y necesario.
La
imagen tuvo su prioridad hasta la invención del televisor, ya que transformó al
hombre de un homo sapiens a un homo videns. Ahora, para él cuentan más las
cosas representadas en imágenes que las dichas con palabras. Todo esto es un
cambio radical a la dirección de la evolución del hombre, pues lo remite a sus
tiempos remotos donde no reflexionaba las cosas que estaban a su alrededor.
En
cuanto a los progresos tecnológicos, tomando el tema del video-niño, es un tema
de gran importancia. Es contradictorio que el televisor no es sólo un
instrumento de comunicación, sino que es la que cuidad de los niños. La
televisión es la primera escuela del niño. Esto conlleva graves consecuencias,
ya que el niño, formado a la imagen del televisor, se reduce a ser un hombre
que no lee y condenado a ser un adicto a los videojuegos.
En cuanto a la capacidad de entender, dice
Sartori, que la televisión produce imágenes y anula conceptos, y de este modo
disminuye nuestra capacidad de conocimiento, y con ella, toda nuestra capacidad
de entender.
Por
eso el hombre que lee está decayendo rápidamente. Por el hecho de que la imagen no da por sí misma
ninguna enseñanza, sino que debe ser explicada, y dicha explicación que se da
de ella en la televisión es insuficiente.
Otro
punto de gran interés es el problema del internet, si produce conocimientos o
no. Se puede decir que si se usa de forma correcta, producirá crecimiento
cultural, si se busca conocimiento ahí lo encuentra; pero en la práctica sucede
lo contrario.
Además
de lo dicho anteriormente, está la
video-política, que es parte fundamental para la toma de opiniones. Saber de
política es importante aunque a muchos no le interese, porque la política
condiciona toda nuestra vida y nuestra convivencia. La video-política no sólo
caracteriza la democracia, sino el poder de la imagen que es muy usada por los
políticos.
El
poder de la imagen se coloca en el centro de todos los procesos de la política
contemporánea: la televisión condiciona fuertemente el proceso electoral, y a su vez, también condiciona el gobierno, de
manera que este se ve forzado a mostrar una imagen de sí mismo para poder
llegar al pueblo; y además, los gobiernos utilizan el poder de los medios de
comunicación sobre el pueblo.
En
cuanto a la información de relevancia, las televisoras informan poco o nada y
muchas veces mal. El periódico excluye al analfabeto que no lo puede leer;
mientras que la radio llega también a los que no saben leer ni escribir. Por
eso se puede decir que la radio complementa al periódico.
Ahora
la imagen se ha convertido en enemiga de la abstracción. En suma, lo visible
nos aprisiona en lo visible, ya que para el hombre que puede ver es lo que
existe, y lo que no ve, no existe.
Otro
problema muy importante es que la televisión no puede acceder a ciertas partes
del mundo, sobre todo donde hay dictaduras y matanzas. Por tanto, al no haber
televisión en esos lugares, para el nuevo televidente ni siquiera existen estas
crueldades y los dictadores no son inculpados. La televisión tiende a convertir
todo en un espectáculo e incurre en un grave daño que nos desinforma sobre nuestra
realidad.
Algo
que le da mucha credibilidad a la televisión es que la imagen no miente. Pero
esto no quiere decir que la televisión no miente, sino que puede mentir o
fingir la verdad. Por eso el video-dependiente tiene menos sentido crítico que
quien es aún un animal simbólico adiestrado en la utilización de los símbolos
abstractos. Al perder la capacidad de abstracción perdemos también la capacidad
de distinguir entre lo verdadero y lo falso.
La
televisión es capaz de crear una opinión pública así como de un video-niño en
un adulto sordo de por vida a estímulos de la lectura y del saber trasmitido
por la cultura escrita. Al estar en plena revolución tecnológica, el homo
sapiens, producto de la cultura escrita, se está convirtiendo en un homo videns,
producto de la imagen en predominio a la palabra. La televisión cumple un papel
determinante para esta trasformación.
Definitivamente,
la primacía de la imagen que han dado los medios de comunicación sobre lo
razonable ha permitido que sólo veamos, pero que no entendamos lo que vemos. Por
eso, la televisión debe explicar mejor lo que muestra, pues nos presenta lo que
ella quiere que veamos y no la neta realidad actual en que vive la sociedad.
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