El hambre de tiempo estructurado
Por: José
Luis Reyes
No es conveniente para una persona aburrirse durante extensos
momentos en su vida, pues esta situación terminara provocándole, tanto
problemas físicos como emocionales.
Por ello, en la cotidianidad de la vida, las personas suelen
organizar su tiempo de diversas maneras, cayendo en ventajas y desventajas,
producto de dicha organización.
Entre los primeros modos de organización se encuentra el
aislamiento. Este aislamiento de los demás, suele darse de forma física o
encerrándose en sus propias fantasías. Esta situación suele manifestarse en
cualquier etapa del ser humano, sin importar en cual etapa o estado personal se
encuentre.
Es cierto que algunas veces es bueno aislarse, relacionado
con la tranquilidad que debe tener el ser humano en ciertos momentos. Pero,
cuando se hace para escapar de una realidad, suele ser perjudicial en la
formación psicofísica de la persona.
Esta situación puede estar relacionada, incluso, con acciones
o situaciones asimiladas en el hogar. Es decir, aquellos momentos en que la
persona absorbe lo que ve a sus padres. De ahí termina la persona respondiendo
a los demás, de la misma forma en que captó en algún momento de su infancia
aquello que para ella era, o más tarde se convertiría en parte de la guía de su
comportamiento.
Por consiguiente, el hombre o la mujer, suele manifestar en
su estado Adulto del yo lo que ha vivido en su estado Niño. Por ello tiende a
manifestar lo que ha llevado dentro de sí una y otra vez.
Otros elementos que forman parte del tiempo estructurado de
la persona son los llamados rituales. Estos sirven más bien, para recibir una respuesta similar a lo que
deseo que la persona sepa de mi y yo de ella.
Esto significa que, lo que la persona busca como tal, es una
respuesta a su interés de ser apreciado de alguna forma, utilizando el modo de
preguntar para esperar otra pregunta que manifestará el deseo de querer
enterarse por parte del otro.
Sin embargo, uno de los elementos de la conducta humana que
en cierta medida benefician al ser humano son los llamados pasatiempos, pues
permiten a la persona realizar sanos intercambios con conversaciones sanas.
Estos son parte de los mejores elementos para profundizar psicológicamente en
la persona del otro.
Por otro lado, algo que sí puede ser muy peligroso son los
llamados juegos, pues estos hacen de el hombre o la mujer un ser inseguro, en
la mayoría de los casos. Es decir, el sujeto cae en una posición psicológica en
la que comienza a actuar de acuerdo a lo que supone a su alrededor, llevando a
otros a comportarse también del mismo modo en que el lo hace.
Por ende, las actividades terminan relacionándose con lo
anteriormente dicho, produciendo en la persona sentimientos de satisfacción o
insatisfacción. De esta forma, surgen elementos que tienden a conducir al ser
humano por el aspecto de realización y de no realización personal.
Pero de todas estas categorías psicológicas, la que más
beneficios proporciona al ser humano como tal, es la intimidad. Esta intimidad
se da a través del contacto con diversas personas. Esto implica el profundizar
en los sentimientos del otro. De esta manera mi yo interno canaliza
situaciones, además de compartir lo interno de mi persona con el otro o Yo
externo.
Ahora bien, ¿a través de que una persona puede cambiar
ciertas actitudes que le han marcado en su vida temprana? Pues a través de la
activación y el fortalecimiento del estado adulto del Yo. Esto implica que la
persona debe estar abierta a la intimidad con los otros, es decir, a dejarse
conocer por el otro o los demás.
En definitiva, hay actitudes que perjudican el buen
desarrollo físico y psicológico del individuo como tal. Pero, dejándose
percibir e interpelar por las relaciones o sentimientos con el otro y la
realidad presente o visible en concreto ante los demás, puede el hombre o la
mujer crecer y superar ciertas trabas en su proceso psicológico.
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